sábado 20 septiembre 2025 - 20:11
¿Acaso, según el Corán, Dios guía o extravía a quien Él quiere?

Hawzah / En el Corán, Dios relaciona la guía y el extravío con la elección y el comportamiento de las personas; Él concede la guía a quienes se ponen en el camino de la verdad y deja en el extravío a los opresores y obstinados que, por su propia decisión, escogen la senda del desvío.

De acuerdo con el informe de la Agencia de Noticias Hawzah, una de las cuestiones importantes que se plantea sobre la relación entre la guía divina y el libre albedrío humano en el Corán es la siguiente: ¿significa que la guía y el extravío provenientes de Dios anulan la libertad del ser humano o no? La respuesta requiere un examen cuidadoso de las aleyas y de las interpretaciones correspondientes.

La necesidad de una interpretación integral de las aleyas sobre guía y extravío

Dios Todopoderoso, en varias aleyas del Corán, ha expresado el asunto de la guía y del extravío con diferentes términos.

Primero, es importante comprender que algunas aleyas no pueden interpretarse de manera aislada, sino que deben leerse a la luz de otras para alcanzar el sentido verdadero.

Por ejemplo:

Sura Nahl, aleya 93: “Y si Dios hubiera querido, habría hecho de la humanidad una sola comunidad; pero extravía a quien quiere y guía a quien quiere, y ciertamente se os pedirá cuenta de lo que hacéis.”

Sura Kahf, aleya 17: “A quien Dios guíe, ese es el bien guiado; y a quien extravíe, jamás hallarás para él protector ni guía.”

Sura Araf, aleya 186: “A quien Dios extravíe, nadie podrá guiarle, y Él los deja en su rebeldía, vagando ciegamente.”

Sura Zumar, aleyas 36-37: “A quien Dios extravíe, nadie podrá guiarle, y a quien Dios guíe, nadie podrá extraviarle.”

Algunos exegetas, comentando la aleya 93 de la sura Nahl, explican que el sentido es que Dios podría haber creado a todos con la misma disposición hacia la guía y la felicidad; pero cuando habla de guiar o extraviar, no se refiere a una acción inicial arbitraria, sino a un acto de justicia y consecuencia: todos poseen una guía innata, y aquel a quien Dios extravía es en realidad quien, por elección propia, persiste en el pecado y no se arrepiente. Mientras que aquel a quien Dios guía es quien conserva su orientación natural, vive según ella, o si cae en error, retorna con arrepentimiento. Así, el extravío divino es un castigo y la guía divina un apoyo.

En otras palabras, el hecho de que la guía y el extravío estén en manos de Dios no anula el libre albedrío humano; Dios no inicia el extravío sin causa, sino que refuerza el camino que la persona ya ha escogido.

El papel del libre albedrío y las condiciones de la guía y el extravío

Las aleyas del Corán se complementan entre sí. El mismo Dios que dice: “Extravía a quien quiere”, también aclara: “Dios extravía a los opresores” (Ibrahim, 27); o “Así extravía Dios a quien es pródigo y dudoso” (Ghafir, 34); y “Así extravía Dios a los incrédulos” (Ghafir, 74).

Por tanto, aunque se diga que Dios extravía a quien quiere, debe entenderse que se refiere a los injustos, los mentirosos, los corruptos, los incrédulos y los rebeldes. Ellos mismos, por su elección, crean la condición para ser privados de la guía. Del mismo modo, cuando Dios afirma que guía a quien quiere, se refiere a quienes luchan sinceramente por Él: “Y a quienes luchen por Nuestra causa, los guiaremos por Nuestros caminos” (Ankabut, 69). En contraste, afirma claramente: “Dios no guía a los perversos, ni a los incrédulos, ni a los traidores, ni a los mentirosos”.

De ello se deduce que nunca será extraviado un justo y piadoso, ni será guiado un obstinado y rebelde.

La responsabilidad del ser humano en la elección del camino

Es importante señalar que la presentación del camino corresponde al Creador, pero la elección del mismo es responsabilidad de la criatura. Si alguien se desvía, la consecuencia recae únicamente sobre él. El Corán dice: “Dios llama a la morada de la paz” (Yunus, 25). Y también: “Quien quiera, que tome el camino hacia su Señor” (Insan, 3).

Dios aclara: “Hemos mostrado al hombre el camino, sea agradecido o ingrato” (Insan, 3). Es decir, el ser humano tiene plena libertad para aceptar o rechazar la guía.

Por tanto, Dios no guía a los opresores ni a los transgresores: “Dios no guía al pueblo injusto” (Baqara, 258). En cambio, a los piadosos les concede discernimiento: “Oh vosotros que creéis, si sois temerosos de Dios, Él os dará un criterio (para distinguir la verdad del error)” (Anfal, 29).

En conclusión, la elección entre el bien y el mal está en manos del ser humano desde el inicio. Y la conciencia de cada persona confirma esta realidad.

Fuente: Islam Quest

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